sábado, 25 de agosto de 2012

Aleister Crowley y “La hierba peligrosa”.


Javier Muñoz Salas. Texto postulado como artículo a Revista Cañamo.

El incomprendido autor inglés Aleister Crowley ha sido un ícono en los movimientos contestatarios al sistema establecido. Mago, poeta, pintor, montañista, ajedrecista y sobre todo experimentador, descubrió el uso de distintos psicoactivos a lo largo de su vida. Comprendió en plena época victoriana los usos terapéuticos de plantas sagradas, percibiendo que su “peligrosidad”, radicaba en el dominio de la voluntad de los individuos y las políticas educacionales de las grandes instituciones.

Un mago en la cultura popular

Han existido innumerables figuras de la música popular y la cultura que han sido tildados de satanistas. Ozzy Ozbourne, David Bowie, Iron Maiden, Led Zeppelin y los Beatles han sido objeto de acusaciones infundadas. Pareciera un epíteto curioso, pero todos ellos están unidos por una clave que permite entender dicha calificación. Todos ellos se sintieron profundamente atraídos por una figura mal comprendida y juzgada en su época, hasta hoy, en los términos más oscuros: Edward Alexander Aleister Crowley.

Este personaje es posible observarlo entre la muchedumbre que rodea a los Beatles en la caratula del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de 1967 (primera fila, el segundo de izquierda a derecha). Lo menciona Bowie en su tema Quicksand, aparece en innumerables referencias de Bruce Dickinson, incluso llegando a realizar hace algunos años una película bastante deplorable The Chemical Wedding de 2008. Ozzy Ozbourne se preguntaba desgarradoramente “I wanna know what you meant”  en su famoso tema que dedicó en 1980 a Mr Crowley que ha sido considerado por la  Guitar World Magazine uno de los "Los 100 mejores solos del heavy metal de la historia".

Un caso notable es el del guitarrista Jimmy Page de Led Zeppelin, pues es conocida su relación con el ocultismo. Recordemos los cuatro símbolos de la carátula del álbum  Led Zeppelin IV y en el cual al interior del disco su diseño está basado en una carta del Tarot llamada "El ermitaño". La especie de ángel caído del Swan Song aumenta las especulaciones. Page además fue invitado a escribir la banda sonora del corto cinematográfico Lucifer Rising rodada por otro admirador de Aleister Crowley, el director Kenneth Anger. Hoy Page es el coleccionista privado más grande de objetos del mago, llegando a comprar la mansión de Boleskine House en Foyers, Escocia, en las orillas del famoso lago Ness.

Son tantos más los que han sido influidos por el sabio inglés y mal interpretados como los hippies de los años sesenta. Vivieron como Crowley en comunidad, utilizaron sustancias alucinógenas para expandir la conciencia, probaron el sexo libre y muchos de ellos aplicaron el misticismo, como el paganismo a modo de respuesta a una cultura que incitaba más a la prohibición, las restricciones y la culpa, que a la realización. Todo ello, les valió todo tipo de reproches por parte de la sociedad.

¿Quién fue Aleister Crowley?

Crowley si bien fue un multifacético inglés de la época victoriana, su principal carácter es la de un rebelde. Mago, poeta, pintor, montañista, ajedrecista, pero sobre todo experimentador. Desde sus primeros años de vida se sintió incómodo con la represiva educación de sus padres, miembros de una fraternidad evangélica fundamentalista, la hermandad de Plymouth. Su madre no tardaría en llamarle la bestia.

Crowley en su adolescencia ingresó al Trinity College de Cambridge donde empezó a ser objeto de polémicas. Su poesía erótica no encajaba en los canónes académicos y la educación formal lógico-centrica le quedaba estrecha. Prontamente entró en sociedades secretas, como la Orden Hermética de la Golden Dawn. Ahí conoció a innumerables personajes como el futuro nobel de literatura William Butler Yeats, SL MacGregor Mathers, pero sobre todo Allan Bennett quien lo inició en el conocimiento de meditaciones con sustancias alucinógenas. Crowley entraba de lleno al mundo de la magia por la puerta más rápida. Con el tiempo impulsaría a partir de sus ideas sus propias órdenes, como las hasta hoy activas Orden de los Templarios de Oriente y la Astrum Argentum.

En su vida experimentaría una serie de sucesos impresionantes: fue uno de los primeros europeos en escalar el Chogo Ri (K2) y el Kanchenjunga en los Himalayas; fundó una abadía en Cefalú,  Sicilia donde experimentaría sus ideas en torno al precepto en Rabelais, Thelema (voluntad); escribiría innumerables textos, realizaría numerosos rituales de magia sexual; tendría muchísimas amantes; recibiría una especie de libro sagrado para sus seguidores a partir de los dictados de una entidad, Aiwazz, llamado el Libro de la Ley; en sus últimos años desarrollaría un tarot ricamente adornado llamado el Taroth de Toth. Su lema siempre fue- piedra angular de su enseñanza - “haz lo que quieras, que esa sea toda la ley”. Aquello no significaba libertinaje como usualmente los adefesios medievales le llaman, sino descubrir tu propia voluntad.

Crowley no fue como lo creen los grupos conservadores un satanista, un mago negro o como le calificó el diario John Bull hacia 1923 “el hombre más perverso del mundo”. Fue simplemente un hombre que se levantó frente a la hipocresía cristiana de su época y a través del cinismo más  ofensivo para la sociedad en que se desenvolvía, exploró caminos poco transitados que condujeran a la gente a reconocerse en sus luces y sus sombras. Eso fue todo para que se le achacara el título de rey de la perversidad, mientras Hitler levantaba campos de concentración y Pio XII callaba impunemente.

Visiones y conocimiento.

Crowley escribió innumerables tratados de magia, sexo y drogas. De este último tema destaca su libro “Diario de un drogadicto” recientemente editado por Amagord. Este texto ambientado en su experiencia en la Abadía de Thelema, su "Collegium ad Spiritum Sanctum", expone las observaciones que tuvo, al ir más allá de las fronteras de lo que en sexo y drogas se daba como aceptado. 
Además destacan dos ensayos llamados “La hierba peligrosa. Psicología del Hachís” y “Cocaína” que pueden ser encontrados al español en “El continente perdido y otros ensayos”,  Valdemar 2001. En la hierba peligrosa expone los alcances de la preparación y propiedades del cannabis indica,  estudios que siguen la línea que Baudelaire ya había trazado.

Su intensión es dar a conocer que actos meditativos pueden ser conseguidos a través de un intento de ensayo en la propia persona a través de estas sustancias, como un descubrimiento de la propia voluntad. 

Miedos, límites, condiciones y por sobre todo misterios inherentes, afloran como la claridad del reflejo en el agua.  La  poción conocida entre los alquimistas como elixir vitae o tintura, recuerda lo que muchos de los yoguis menores lo utilizaron para lograr el samadhi, esto es la unidad con el universo. Crowley diría “El yo y la voluntad no intervienen: se trata de introspección casi –sino totalmente – impersonal”, como Ludlow diría al “acceso a la autoconciencia”. Si bien recalca, que esta exploración depende de quien la haga – y en eso se equivoca respecto a las mujeres – destaca que la peligrosidad o lo que usualmente condena la sociedad, es un objeto difuso, apuntando erróneamente al problema.

Sobre la cocaína cuyo comentario se puede extrapolar al hachís comenta: “Si la contención prohibicionista no es un absurdo, es justificación del nivel moral de las personas de Estados Unidos, que podrían haberse sentido ofendidas por el cerdo de Gadareme, de cuya mano han entrado los demonios.

No estoy aquí por el interés de hacer proclamas en beneficio de aquellos y arrogarme así la razón de la advertencia. Sostengo que la prohibición no es remedio. El remedio es brindarle a la gente algo en lo que pensar, que desarrolle sus mentes, que las llene de ambiciones que vayan más allá del dólar, que erija un estándar de éxito que se mida en términos de realidades eternas, en resumen, que las eduque”.

Al final su satanismo (como el de la hierba peligrosa) puede implicar, como simplemente el acto de llevar más allá el conocimiento, pretendiendo superar los límites impuestos por la autoridad. Al final, para la sociedad que le condenó no importaba si era a través del sexo, las drogas o la magia el camino del discernimiento, la falta era su rebeldía de querer conocer.  En fin, para Eva y Adán desobedecer al comer del árbol de la ciencia del bien y el mal, no fue tanto el pecado, como descubrir que estaban desnudos.




Joseph Merrick

"Si yo pudiese alcanzar de polo a polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente".

Yalala ad-Din Muhammad Rumi

¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozoo a mí mismo.No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán.No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar.No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios.No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego.No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad.No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia.No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán.No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno.No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni de Rizwán.Mi lugar es el sinlugar, mi señal es la sinseñal.No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado.He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno;Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo.Estoy embriagado con la copa del Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida;no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana.

Immanuel Kant

A lo largo de mi vida, dos cosas han llenado el alma con admiración y devoción siempre nueva y creciente mientras más a menudo la reflexión se ocupa con ellas: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que está en mí.


Yasutani Roshi

La ilusión fundamental de la humanidad es suponer que yo estoy aquí y tú estás allí.