miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una interpretación del ser humano y las fortalezas de nuestra visión

Los seres humanos se comportan según el cuerpo de creencias que se hayan conformado acerca del mundo y a su vez, los comportamientos retroalimentan los cuerpos de creencias. Lo que debemos comprender es que el mundo en general posee una serie de problemas que no han sido solucionados por las grandes ideologías políticas, por las religiones e incluso los sistemas filosóficos académicos. Muchos de ellos entregan rimbomantes explicaciones metafísicas, de dudosa consistencia teórica, enajenando al ser humano de una naturaleza mucho más simple y sencilla. Estos cuerpos de creencias redundan entonces en comportamientos humanos dependiendo de los factores sociales, individuales, sicológicos, etc dónde se instalen.

El mundo actual posee una serie de problemas gravísimos que en otros espacios hemos constatado, violencia, injusticia social, deterioro mediomabiental, etc. Muchos de ellos nacen de cuerpos de creencias viciados. Por ende los problemas que hoy sufre el ser humano y que impactan al conjunto de la vida del planeta, pueden ser solucionados a partir de una comprensión del ser humano, sus problemas históricos y una propuesta ética consistente que conlleven a una práctica sana y consecuente.   

Con respecto al ser humano pensamos que los homínidos fueron especies animales que reunían ciertas características fisiológicas que les permitieron el posterior desarrollo de una conciencia. La forma y posición de su pulgar que le permitirán construir herramientas; la forma y músculos faciales con los que podían tener una mejor comunicación social y el tamaño de sus dientes que no le permitían cazar directamente y rasgar alimentos importantes en su dieta, lo llevaron a emprender el camino de su adaptación al medio.

Un primer paso importante fue el desarrollo del bipedalismo, fundamental para generar una mirada más amplia del entorno (distinta al resto de los otros animales) que le permitiera protegerse mejor y un desplazamiento más rápido por amplias zonas para la recolección. Las manos libres gracias al bipedalismo y la característica fisiológica del pulgar (tómese en cuenta la amplia capacidad de funciones que puede desarrollar la mano humana) permitieron la construcción de herramientas, que como ya se mencionó más arriba, permitió que estos seres pudieran utilizar la imaginación, ya no solo viendo objetos concretos sino posibles usos en ellos, constituyendo progresivamente abstracciones mentales más complejas y sofisticadas. Los progresos en el desarrollo de estos instrumentos y los éxitos que permitieron en la caza y la recolección, contribuyeron directamente a mejorar la nutrición, repercutiendo en sujetos más fuertes. Ambos elementos conformaron adaptaciones más significativas para su resguardo, abrigo, techumbre, armas de proyección que ayudaron a una mejor sobrevivencia. 

Estos homínidos a falta de otras características fisiológicas puntuales que gozan las otras especies animales, fuerza muscular, rapidez, vuelo, capacidad anfibia, corazas, etc. desarrollaron dos características que, a pesar otros animales lo tienen en menor grado, lo particularizan del conjunto de los otros seres. 

Primero su excepcional capacidad adaptativa. El ser humano en su necesidad de sobrevivir y siendo especialmente débil o más precisamente, un ser no particularizado en su orígen, (no tiene únicamente fuerza, rapidez, vuelo, etc) lo llevó a impulsar la resolución de problemas. Por ello el ser humano, desde su origen, es prácticamente la única especie animal capaz de sobrevivir en los más distintos medios geográficos y resolver problemáticas de todo tipo utilizando la adaptación.

Segundo y dada nuevamente su debilidad de base, lo llevó a conformar una alta capacidad organizativa. Esta sociabilidad se permitió gracias a la constitución facial, que le permitía expresar emociones y poder comprender las de otros con una simple postura de las cejas o la boca. La cantidad de músculos en el rostro de estos homínidos son excepcionalmente útiles para la comunicación no verbal. Hasta hoy este tipo de comunicaciones tiene mayor grado de veracidad para los participantes de la transmisión de información que el lenguaje verbal. Además hasta hoy, la importancia del rostro humano se comprueba en la capacidad pareidólica que le hacer ver rostros donde no los hay.

El desarrollo del cerebro, como consecuencia directa de la mejor capacidad alimenticia, de la sofisticación de las herramientas, la adaptación y la sociabilización le llevó a conformar lentamente, a través de onomatopeyas un primigenio lenguaje. Esa capacidad de comunicar evolucionó en la creación de símbolos que pudieran plasmar, los primeros conceptos que conformaban procesos internos, pero a la vez compartidos con el resto del grupo. El arte rupestre de las distintas cuevas de Europa, como las estatuillas  de fertilidad nos hablan de un primer intento, bastante logrado de comprensión de mundo. 

El ser humano, se enfrentó prontamente a un hito que sería fundamental en el posterior desarrollo de la civilización humana: la comprensión de la muerte, la finitud del cuerpo físico. Los primeros entierros nos hablan de un pavor ante este episodio. Estos episodios podían resultar usualmente violentos, ya que no se tenían las capacidades médicas de hoy para que algunos seres humanos pudieran fallecer plácidamente en sus lechos. La muerte en aquel entonces puede haber sido traumática. Cuerpos despedazados por la caza de otros animales, accidentes, cansancio extremo, enfermedades desconocidas y por ende, la capacidad del ser humano para comprender que él podría ser el próximo integrante de aquella destrucción.

Los primeros entierros no solo nos hablan de una necesidad higiénica para evitar infecciones dada la natural descomposición del cuerpo, sino evitar justamente aquello, la visión del desmembramiento. El ser humano, comprendió la muerte como un completo final, o quizás, como aun se investiga como el paso a una verdadera existencia en un más allá. Ese temor fue el paso fundamental para la constitución de la civilización, pues "el ser humano para pretender protegerse, creo así ciudades, normas, mercados, ejércitos, religiones y estados" (12).

Si bien claramente se acepta que el gran paso a la civilización fue la revolución agrícola permitiendo el sedentarismo, hoy no son pocos los investigadores que postulan que el proceso fue inverso. Grandes centros religiosos tenían que sustentarse con tierras agrícolas adyacentes. Independiente de lo que se postule, la sobrevivencia impulsó la agricultura, hecho que tras un desarrollo de la conciencia impulsado durante siglos traía impreso el trauma de la muerte en la experiencia existencial del ser humano. Agricultura y religión traen inherentemente la carga de la muerte en su proceso de desarrollo.

El ser humano ya había nacido, cuando la conciencia vino como un comprenderse-en-el-mundo, es el homo sapiens. De ahí que toda conciencia se base principalmente en un proceso de comprensión e interpretación de la realidad a partir de lo que se percibe. Un esquema simplificado de los procesos cognitivos, nos ilustran que toda conciencia es sino un proceso de interpretación del mundo teniendo como marco nuestros limites sensitivos.


Lo interesante en el ser humano, sería constatar que la interpretación que haga del mundo, le lleva a conformar su cultura, elemento decisivo en la diferenciación de este con el resto de las especies animales. Si comprendemos que la cultura son todas las expresiones del ser humano, estas nacen justamente de un proceso cociente y social de interpretación de la realidad circundante. La misma realidad, sería sino un constructo de la conciencia, a pesar que lo real siga existiendo más allá de la existencia humana. Para facilitar esta diferenciación llamaremos mundo a la interpretación y construcción que haga el ser humano de la realidad circundante (lo fenoménico) y realidad a aquello que está más allá de su existencia y es invariable de su interpretación, incomprensible por el ser humano dada sus limitaciones sensitivas (noumeno*).

Por eso, normas, conductas, arte, religión, valores, deporte, política, sexualidad son sino construcciones que dependen de la interpretación social que se haga de la realidad, en un momento histórico, conformando un mundo.

No obstante, como el ser humano comprendió la existencia desde el temor a la muerte, conformó culturas que en su mayoría lo llevaron a constituir sociedades que fomentaron el egoísmo. El temor a la muerte y el miedo en general lo condujeron al sufrimiento y este a la violencia, paso decisivo para el egoísmo. "La historia se convirtió así en la lucha egoísta por sobrevivir"(12).

Si bien muchos pueden argumentar que los procesos civilizatorios y de conformación de ciudades dieron a los seres humanos la innegable posibilidad de perpetuarse y prolongar su existencia, habría que cuestionar si estos elementos fueron tan desicivos para la calidad de vida de todos sus componentes. Todas las grandes civilizaciones fueron jerarquías altamente estructuradas y desiguales. Las estructuras básicas del proceso originario en el desarrollo del ser humano y antes incluso, se resquebrajaban y se transformaron. Unos pocos disfrutaron los beneficios de la civilización y la mayoría, aquellos que no detentaban el poder de las armas o el poder de las explicaciones alienantes que daban las religiones, fueron sometidos a los trabajos que perpetuaran el beneficio de los pocos. Todo lo que podemos llamar mal, nació justamente a partir del egoísmo.

Lo evidente era que la separación no solo se gestaría la interior de las personas y las culturas sino además entre ellas. La historia de la antigüedad es la historia de las guerras. Enormes masas de seres humanos sufrieron las consecuencias de estados con pretensiones expansivas, militarizantes y sanguinarias. Las religiones incluso alimentaron estas visiones, como la visión brahamanica y la religión judía. La historia e incluso la vida se consideró la guerra de todos contra todos.

Ante ese panorama devastador y terrible, en los primeros siglos del desarrollo civilizatorio surgieron voces críticas ante ese proceso devastador. Nuestra filosofía de la unidad, no sé da por una iluminación, sino por la investigación consciente de los procesos humanos que nos lleva a una espiritualidad consistente. Observamos que en esas visiones críticas han surgido los más altos valores que la humanidad puede aspirar, visiones universales que responden a las necesidades de todos los seres humanos en sintonía con la Vida. Investigadores recientes interpretaron ese periodo como la era axial, Karl Jaspers y más tarde Karen Armstrong, observaron que durante el siglo VIII y III (fundamentalmente el V) a.C. estas personas fomentaron una visión de mundo que criticaba completamente el egoísmo imperante en aquellas civilizaciones(**).

Nosotros consideramos que el desarrollo humano ha sido este y no ofrecemos estridentes interpretaciones más aquello que la lógica nos puede entregar. Ante esta evidencia, nos queda demostrar que muchas situaciones terribles, que se han perpetuado a lo largo de la historia humana, pueden tener solución a través de una comprensión del mundo consistente, que lleve a una acción ética cultivada en consecuencia.

Por eso es que nuestra visión, llamada la filosofía de la unidad, desea entregar estos elementos que permitan construir una sociedad más sana, en libertad y solidaridad a partir de sujetos más sanos.

Esta visión ha sido explicada en otros momentos (***), por lo que deseamos evidenciar aquí sus  fortalezas sucintamente, a partir de nuestra lectura de los problemas históricos que se han generado en el desarrollo histórico del ser humano.

Esta visión:

1.- Da sentido a la existencia humana. La necesidad de sentido nace de afrontar el hecho indudable de la existencia del sufrimiento, la muerte y el origen del ser. Nosotros creemos que el sentido de la existencia es la búsqueda de la unidad. El ser humano cuando conformó su conciencia ante el miedo a la muerte, en una consecuencia lógica se preguntó por el sentido de la existencia. Los animales no se preguntan por el sentido, ya que su conciencia se encuentra en la unidad, digámoslo así, no tendrían necesidad de esa pregunta. Nosotros fomentamos que cada ser humano descubra su voluntad, aquello que permita su realización, pero que esta sea verdadera, es decir que se encuentra sin tensión con el todo. El sentido de la existencia humana sería entonces buscar la unidad desde la realización de tu voluntad. "Sé UNO en lo que quieras"(13).

2.- Responde a los problemas actuales e históricos de los seres humanos fomentando la solidaridad, la no violencia y la vida sencilla. Nosotros no damos explicaciones rimbombantes de aquello que no podemos tener certeza. Es una visión humilde pues acepta las limitaciones sensitivas del ser humano, pero además es consistente, pues no se basa en reflexiones metafísicas o fantásticas que pueden llevar al ser humano a más alienación. Solo tratamos, rescatando la visión de los maestros universales, de eliminar el egoísmo de la existencia humana, pues no se corresponde a la realidad fenoménica.

3.- No nos sentimos poseedores de una verdad absoluta, sino una comprensión más del mundo. Por ello, si bien podemos ser sujetos críticos a otras visiones de mundo, no nos volvemos fanáticos, excluyentes o defensores violentos de nuestra propia visión, pues no somos dogmáticos. Lo que importa no es lo que se piensa, sino como se comporta. Comprendemos la diversidad de la cultura y además su dinamismo.

4.- Tenemos una visión integral del ser humano que no pretende su perfección, sino su realización personal en comunión con el todo, encontrando ahí la felicidad. Aceptamos y cultivamos todas las dimensiones de su ser: conocimiento, sexualidad, emotividad, razonamiento, lo intuitivo, lo que está más allá de su comprensión, La femeneidad, masculinidad y homosexualidad, etc. Además consideramos valioso igualmente lo que nos rodea, la naturaleza, los animales, la existencia completa.

Esperando que estas reflexiones hayan aportado a vuestros pasos por el crecimiento.

Me despido con un fraternal abrazo

JMS

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* Fenónemo y noumeno son ideas desarrolladas por Kant en Crítica a la razón pura.
**Para más información sobre la era axial leer este at´cuo http://www.revistasomos.cl/2012/05/la-era-axial-sabiduria-antigua-para-la-crisis-de-hoy/
***http://ecceanimaautor.blogspot.com/ Pronto publicaremos más profundizaciones

sábado, 25 de agosto de 2012

Aleister Crowley y “La hierba peligrosa”.


Javier Muñoz Salas. Texto postulado como artículo a Revista Cañamo.

El incomprendido autor inglés Aleister Crowley ha sido un ícono en los movimientos contestatarios al sistema establecido. Mago, poeta, pintor, montañista, ajedrecista y sobre todo experimentador, descubrió el uso de distintos psicoactivos a lo largo de su vida. Comprendió en plena época victoriana los usos terapéuticos de plantas sagradas, percibiendo que su “peligrosidad”, radicaba en el dominio de la voluntad de los individuos y las políticas educacionales de las grandes instituciones.

Un mago en la cultura popular

Han existido innumerables figuras de la música popular y la cultura que han sido tildados de satanistas. Ozzy Ozbourne, David Bowie, Iron Maiden, Led Zeppelin y los Beatles han sido objeto de acusaciones infundadas. Pareciera un epíteto curioso, pero todos ellos están unidos por una clave que permite entender dicha calificación. Todos ellos se sintieron profundamente atraídos por una figura mal comprendida y juzgada en su época, hasta hoy, en los términos más oscuros: Edward Alexander Aleister Crowley.

Este personaje es posible observarlo entre la muchedumbre que rodea a los Beatles en la caratula del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de 1967 (primera fila, el segundo de izquierda a derecha). Lo menciona Bowie en su tema Quicksand, aparece en innumerables referencias de Bruce Dickinson, incluso llegando a realizar hace algunos años una película bastante deplorable The Chemical Wedding de 2008. Ozzy Ozbourne se preguntaba desgarradoramente “I wanna know what you meant”  en su famoso tema que dedicó en 1980 a Mr Crowley que ha sido considerado por la  Guitar World Magazine uno de los "Los 100 mejores solos del heavy metal de la historia".

Un caso notable es el del guitarrista Jimmy Page de Led Zeppelin, pues es conocida su relación con el ocultismo. Recordemos los cuatro símbolos de la carátula del álbum  Led Zeppelin IV y en el cual al interior del disco su diseño está basado en una carta del Tarot llamada "El ermitaño". La especie de ángel caído del Swan Song aumenta las especulaciones. Page además fue invitado a escribir la banda sonora del corto cinematográfico Lucifer Rising rodada por otro admirador de Aleister Crowley, el director Kenneth Anger. Hoy Page es el coleccionista privado más grande de objetos del mago, llegando a comprar la mansión de Boleskine House en Foyers, Escocia, en las orillas del famoso lago Ness.

Son tantos más los que han sido influidos por el sabio inglés y mal interpretados como los hippies de los años sesenta. Vivieron como Crowley en comunidad, utilizaron sustancias alucinógenas para expandir la conciencia, probaron el sexo libre y muchos de ellos aplicaron el misticismo, como el paganismo a modo de respuesta a una cultura que incitaba más a la prohibición, las restricciones y la culpa, que a la realización. Todo ello, les valió todo tipo de reproches por parte de la sociedad.

¿Quién fue Aleister Crowley?

Crowley si bien fue un multifacético inglés de la época victoriana, su principal carácter es la de un rebelde. Mago, poeta, pintor, montañista, ajedrecista, pero sobre todo experimentador. Desde sus primeros años de vida se sintió incómodo con la represiva educación de sus padres, miembros de una fraternidad evangélica fundamentalista, la hermandad de Plymouth. Su madre no tardaría en llamarle la bestia.

Crowley en su adolescencia ingresó al Trinity College de Cambridge donde empezó a ser objeto de polémicas. Su poesía erótica no encajaba en los canónes académicos y la educación formal lógico-centrica le quedaba estrecha. Prontamente entró en sociedades secretas, como la Orden Hermética de la Golden Dawn. Ahí conoció a innumerables personajes como el futuro nobel de literatura William Butler Yeats, SL MacGregor Mathers, pero sobre todo Allan Bennett quien lo inició en el conocimiento de meditaciones con sustancias alucinógenas. Crowley entraba de lleno al mundo de la magia por la puerta más rápida. Con el tiempo impulsaría a partir de sus ideas sus propias órdenes, como las hasta hoy activas Orden de los Templarios de Oriente y la Astrum Argentum.

En su vida experimentaría una serie de sucesos impresionantes: fue uno de los primeros europeos en escalar el Chogo Ri (K2) y el Kanchenjunga en los Himalayas; fundó una abadía en Cefalú,  Sicilia donde experimentaría sus ideas en torno al precepto en Rabelais, Thelema (voluntad); escribiría innumerables textos, realizaría numerosos rituales de magia sexual; tendría muchísimas amantes; recibiría una especie de libro sagrado para sus seguidores a partir de los dictados de una entidad, Aiwazz, llamado el Libro de la Ley; en sus últimos años desarrollaría un tarot ricamente adornado llamado el Taroth de Toth. Su lema siempre fue- piedra angular de su enseñanza - “haz lo que quieras, que esa sea toda la ley”. Aquello no significaba libertinaje como usualmente los adefesios medievales le llaman, sino descubrir tu propia voluntad.

Crowley no fue como lo creen los grupos conservadores un satanista, un mago negro o como le calificó el diario John Bull hacia 1923 “el hombre más perverso del mundo”. Fue simplemente un hombre que se levantó frente a la hipocresía cristiana de su época y a través del cinismo más  ofensivo para la sociedad en que se desenvolvía, exploró caminos poco transitados que condujeran a la gente a reconocerse en sus luces y sus sombras. Eso fue todo para que se le achacara el título de rey de la perversidad, mientras Hitler levantaba campos de concentración y Pio XII callaba impunemente.

Visiones y conocimiento.

Crowley escribió innumerables tratados de magia, sexo y drogas. De este último tema destaca su libro “Diario de un drogadicto” recientemente editado por Amagord. Este texto ambientado en su experiencia en la Abadía de Thelema, su "Collegium ad Spiritum Sanctum", expone las observaciones que tuvo, al ir más allá de las fronteras de lo que en sexo y drogas se daba como aceptado. 
Además destacan dos ensayos llamados “La hierba peligrosa. Psicología del Hachís” y “Cocaína” que pueden ser encontrados al español en “El continente perdido y otros ensayos”,  Valdemar 2001. En la hierba peligrosa expone los alcances de la preparación y propiedades del cannabis indica,  estudios que siguen la línea que Baudelaire ya había trazado.

Su intensión es dar a conocer que actos meditativos pueden ser conseguidos a través de un intento de ensayo en la propia persona a través de estas sustancias, como un descubrimiento de la propia voluntad. 

Miedos, límites, condiciones y por sobre todo misterios inherentes, afloran como la claridad del reflejo en el agua.  La  poción conocida entre los alquimistas como elixir vitae o tintura, recuerda lo que muchos de los yoguis menores lo utilizaron para lograr el samadhi, esto es la unidad con el universo. Crowley diría “El yo y la voluntad no intervienen: se trata de introspección casi –sino totalmente – impersonal”, como Ludlow diría al “acceso a la autoconciencia”. Si bien recalca, que esta exploración depende de quien la haga – y en eso se equivoca respecto a las mujeres – destaca que la peligrosidad o lo que usualmente condena la sociedad, es un objeto difuso, apuntando erróneamente al problema.

Sobre la cocaína cuyo comentario se puede extrapolar al hachís comenta: “Si la contención prohibicionista no es un absurdo, es justificación del nivel moral de las personas de Estados Unidos, que podrían haberse sentido ofendidas por el cerdo de Gadareme, de cuya mano han entrado los demonios.

No estoy aquí por el interés de hacer proclamas en beneficio de aquellos y arrogarme así la razón de la advertencia. Sostengo que la prohibición no es remedio. El remedio es brindarle a la gente algo en lo que pensar, que desarrolle sus mentes, que las llene de ambiciones que vayan más allá del dólar, que erija un estándar de éxito que se mida en términos de realidades eternas, en resumen, que las eduque”.

Al final su satanismo (como el de la hierba peligrosa) puede implicar, como simplemente el acto de llevar más allá el conocimiento, pretendiendo superar los límites impuestos por la autoridad. Al final, para la sociedad que le condenó no importaba si era a través del sexo, las drogas o la magia el camino del discernimiento, la falta era su rebeldía de querer conocer.  En fin, para Eva y Adán desobedecer al comer del árbol de la ciencia del bien y el mal, no fue tanto el pecado, como descubrir que estaban desnudos.




sábado, 14 de julio de 2012

“Guerra y paz”, La No-violencia en León Tolstoi.



Javier Muñoz Salas. Publicado en revista Red Cultural N 14 Mayo-junio 2012. p 92-99

Este 2012 se cumplen doscientos años de la invasión napoleónica a Rusia. Tal acontecimiento, con profundas consecuencias históricas, fue recogido por el gran novelista ruso León Tolstoi en su libro “Guerra y Paz”. Esta reseña es una invitación a explorar lo que puede considerarse una verdadera enciclopedia del alma humana y desde ahí conocer la figura y pensamiento de este notable escritor.

Napoleón en 1805 perdió su oportunidad de derrotar a Inglaterra en Trafalgar y quizás con ello ganar la guerra. De ahí en adelante fijaría la mirada en sus enemigos continentales. Avanzó sin contratiempo frente a Austria y obtuvo su victoria más destacada el 2 de diciembre del mismo año en Austerlitz, derrotando la coalición del imperio ruso y austriaco comandado por sus dos emperadores. El acontecimiento fue tan profundo que cambió el mapa político de Europa. Napoleón después de aquello, se sentía invencible y prácticamente lo fue.   

Siete años más tarde el Imperio Francés alcanzaba su máxima extensión anexionándose al este el Gran Ducado de Varsovia. Con esto Rusia sentía amenazada su integridad, cesando el comercio con la potencia y así dando el argumento para que Napoleón avanzara más allá del rio Niemen directo hacia Moscú, pues los ingleses en el mar ya le incomodaban con el bloqueo comercial.

Las estepas rusas veían avanzar la llamada Gran Armeé, un ejército impresionante, constituido  por 691.500 efectivos (en cuyo apogeo estuvo cerca de los 900 mil), el mayor ejército conocido en Europa hasta entonces. La invasión comenzó el 23 de junio de 1812. Los hombres de Napoléon avanzaron rápido, pues los generales rusos estimaban que el choque frontal implicaría la inmolación de su ejército en vano. Cuando se generó, carrera a Moscú, un combate a campo abierto en Borodinó, resultó ser una de las batallas más brutales de la historia humana, de un carácter aun más trágico que los primeros días del Somme en la Primera Guerra Mundial. Con grandes pérdidas en ambos lados, a los rusos solo les quedaba retirarse de la aniquilación.

Su comandante en jefe Mijaíl Kutuzov ordenaba abandonar Moscú. Napoleón entraba victorioso. Ya dentro de la ciudad el ejército francés encontró nada más que sombras y silencio. Atrapada en la nada, la Gran Armeé vio agravada su situación cuando el adversario decidió incendiar su propia ciudad hasta los cimientos, despojando a los franceses de la posibilidad de protegerse del mayor aliado ruso contra sus enemigos, el invierno. Así comenzaba la desastrosa Gran Retirada de Francia, donde cada paso hacia París diezmaba tantos hombres por el hambre, el frio y las escaramuzas cosacas, que menos de un tercio del ejército logró sobrevivir. Esta catástrofe con el tiempo, generaría un punto de inflexión en el curso general de la guerra contra Napoleón. Prusia y más tarde Austria, le declaran la guerra, comprendiendo que el otrora poderoso ejército es sino un fantasma después de la campaña rusa. Bonaparte será derrotado en 1813 en La Batalla de las Naciones en Leipzig, terminando exiliado en la isla de Elba. Más tarde volvería en los llamados cien días, el breve epílogo de las Guerras napoleónicas y el imperio francés.

La invasión francesa caló hondo en el alma rusa, tanto así que fue llamada la Guerra Patria. El mismo Tchaikovsky la inmortalizaría después en su recordada Obertura 1812 de manera magistral. De aquello, que con el tiempo llevó a la derrota del imperio francés y con importantes consecuencias históricas, este 2012 se cumplen 200 años.

“Guerra y Paz”.

Quizás como pretexto sirva esta remembranza para invitar a leer una de las nóvelas cumbres de la literatura mundial, “Guerra y Paz”. Esta retrata los acontecimientos descritos más arriba, aunque no preso del ruido de cañones, las cargas de caballería o las tácticas militares, aquello que gana rígidas estatuas en honor al llamado heroísmo militar. La obra descansa en cambio en la humanidad de los personajes, aquellos rasgos que están más allá de las diferencias geográficas o de época y nos constituyen verdaderamente y sin monumentos, en los protagonistas del relato. De esta forma, este libro no solo es una invitación a conocer más sobre la historia del siglo XIX, sino un estimulo a descubrirnos a nosotros mismos y desde ahí acercarse al pensamiento de su creador, el novelista ruso León Tolstoi.

Un poco más de seis años de exclusiva dedicación, desde comienzos de 1863 hasta finales de 1869, hicieron de esta novela un largo y conmovedora travesía donde el realismo alcanza una cumbre. Si bien su extensión (más de mil páginas) puede intimidar a cualquiera, podrá ir encontrando en el camino de su lectura el impulso de una inspirada composición, cuyo ritmo tiene la fuerza de la vitalidad humana y la profundidad de su propio misterio, que lo hacen enormemente cercano y de curso tan apasionante.

La novela nos conduce en las experiencias y costumbres de numerosos personajes de la Rusia zarista, donde el hombre más sencillo hasta el emperador Napoléon piensan, sienten y viven los azares propios de la guerra y la paz. De sus páginas brota una visión tremendamente optimista, que es capaz de dar cuenta de la capacidad individual y solo desde ahí colectiva, en superar la amargura de la violencia y la demostración permanente del error del hombre ante la elección del bien y el mal. Estas ideas construyen el mensaje principal de su escrito.


Tolstoi  se centra en la vida de cuatro familias nobles, donde destacan principalmente Natasha Rostova una hermosa y encantadora joven perteneciente a una familia aristócrata pero endeudada, cuyos sentimientos altruistas y puros se vuelcan en una vida de intensa ternura y arrebato tan propio del carácter ruso. Desde el primer encuentro se enamora de Andrei Volkonsy un militar recientemente viudo y descontento con la existencia, por lo que solo vive para perseguir la gloria. Tras ser mortalmente herido en Borodinó sufre una importante transformación espiritual. Pierre Bezukhov es el heredero de una enorme fortuna, acérrimo defensor de las ideas de la modernidad. Sus sentimientos humanitarios y generosos no le permiten encajar en la aristocracia rusa, sufriendo así enormes decepciones con su pensamiento y quienes le rodean. Encontrará la redención en el amor de Natasha, al contrario de Andrei Volkonsky purificado en el horizonte de la muerte.

Otros personajes en cambio, se muestran perversos y envilecidos por su persecución irreflexiva del poder, el dinero, la vanidad o el aprovechamiento del débil. Quizás con ello, Tolstoi nos quiera decir que todos los seres humanos viven en una permanente búsqueda consigo mismo a través del camino de la guerra o la paz, dos formas de entender la existencia. Aquello es posible observarlo en lo cotidiano. Por eso, la Rusia de 1812 no se diferencia mucho a nuestra época: La superficialidad de los grupos acomodados que viven en una total inconsciencia con la realidad; el desaliento de los trabajadores cuyas pesadas cargas parecen cada día más insufribles y asumidas; las intrigas y esfuerzos de los grupos medios para alcanzar puestos más elevados. Los personajes se manifiestan como nosotros, alcanzando un grado de humanidad pocas veces visto en la literatura mundial. Decepción, ira, hipocresía, esperanza, devoción, congoja, miedo, insatisfacción, nos dominan, se entremezclan, se imponen y nos erigen, nos levantan o nos hacen caer.

Lo importante en la obra no solo surge cuando estos personajes conviven, sino cuando reflexionan y es en estos pasajes donde aparecen los elementos que hacen tan cercano a un húsar de caballería en el campo de batalla, una noble rusa presentada en sociedad o un campesino labrando el suelo, con nosotros. Tolstoi constantemente nos entrega una serie de planteamientos espirituales en boca de estas personas que hacen eco a cualquier ciudadano del siglo XXI. “Guerra y paz” fascina porque alude a la esencia humana, comprende los clásicos problemas de todos, llamando así a reflexionar sobre Dios, el mal, el bien, el amor, la muerte, la pobreza y las posibilidades de esperanza ante el infortunio.

La consumación de la historia, que acontece en 1820, es el nacimiento de otra que no podemos sino vislumbrar. Es la transición del período napoleónico al de los decembristas, movimiento social de oficiales del ejército contra la Rusia imperial abrogando por los deseos de adoptar modernizaciones liberales, derechos humanos, gobierno representativo y democracia. Dolores de parto de una época más convulsa que vería su nacimiento después de dos grandes derrotas militares en el siglo XX.

Tolstoi comprende que la historia surge una y otra vez con la fuerza extraordinaria de la Vida. Una crisis no termina sino en un nuevo despertar y en aquel origen lo convulso calma sus ímpetus para crear un nuevo movimiento que perpetúe el Espíritu. Un mundo viejo se conserva al interior de las transformaciones más revolucionarias que conllevan siempre la gran decisión que decide el destino de la historia: Toda crisis es una posibilidad de elección del espíritu humano, bien para su redención o bien para su caída.

La no-violencia en León Tolstoi


En todo ello, la principal reflexión de Tolstoi durante la obra es su marcado carácter antibelicista. Por ejemplo, a quien es considerado uno de los mejores generales de la historia, Napoleón, le sentencia:

“El espíritu y la conciencia de aquel hombre eran sombríos, más penosos que los de los demás actores de aquella obra, y hasta el fin de su vida no pudo comprender el bien, ni la belleza, ni la verdad, ni la significación de aquellas acciones, demasiado contrarias a la verdad y al bien, demasiado alejadas de los sentimientos humanos para poder comprenderlas. No podía renunciar a sus acciones, elogiadas por medio mundo, y por esto tuvo que renunciar a la verdad y al bien, a toda acción humana”. (Cap XXXVIII, Novena parte).

Tolstoi se inspiró para escribir “Guerra y Paz” en su propia experiencia en el campo de batalla. Participó como alférez de artillería luchando junto a su hermano en el Cáucaso, tomando parte en la campaña de Sebastopol en la Guerra de Crimea contra Turquía. Tales horrores penetrarán de forma imborrable en la conciencia del conde volcada a lo largo de toda su obra literaria y como argumento principal de su pensamiento pacifista.

Luego de “Guerra y Paz” escribirá “Ana Karenina”, la historia de un adulterio en la aristocracia rusa y el rechazo santurrón de esta misma, llevando a la protagonista al suicidio. Cuando acabó esta novela en 1877 sufrió una profunda crisis existencial. La sociedad la consideró hipócrita y se lanzó a buscar un sentido de vida con mayor sabiduría. El conde Tolstoi indagó en las iglesias y las escrituras, encontrando una contradicción entre el sermón de la montaña de Jesús y la práctica de las instituciones religiosas. Comentaba “es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios”. Decide crear su propia fe y cultivarla.

Se opuso así a todas las convenciones religiosas y conviertó la no-violencia en la piedra angular de su filosofía de vida.  Desde entonces se refugió en su hogar en Yasnaia Poliana, arrepintiéndose de su pasado lujurioso y soldadesco, rechazando su título nobiliario, su riqueza y su obra anterior. Se consagró de lleno a lo que consideraba el verdadero mensaje de Jesús: el amor y la no resistencia al mal con la violencia. Se volvió vegetariano, fundó una escuela para los campesinos donde él mismo enseñó a partir de la pedagogía libertaria, trabajó junto a ellos en una vida de sencillez y armonía, donde el respeto hacia ellos mismos y los demás era lo realmente importante. Labró el campo, educó en la escuela, se dedicó a zapatero y escribió reflexiones morales en un lenguaje que toda persona pudiera comprender. Este tipo de vida profesó, sin obligar a que su familia lo siguiese.

Dichas ideas las expresó en textos maravillosos como “El reino de Dios está en vosotros” de 1890-1893. En él Tolstoi pretende abordar el mensaje sustancial de Jesús en torno al amor y la no-violencia. Denuncia las instituciones que se creen depositarias del mensaje de la buena nueva, observando que la Iglesia ortodoxa y el cristianismo en general, perpetuán el mal en el mundo quedándose más en el ritual y el dogma, que en el fondo. Las dos grandes instituciones, la Iglesia y el Estado las denuncia, como organizaciones permisivas en la prolongación de la violencia a través de la guerra. Es en el fondo una reflexión moral que tiende a una revolución moral. Este texto influyó enormemente al entonces joven Ghandi que trabajaba en Sudáfrica contra la segregación de la minoría india. Con él que tuvo un interesante intercambio epistolar, donde el joven Mohandas Karamchand se nutrió de sus ideas, generando en base a la ahimsa, la no violencia, su método Satyagraha, el “sistema de lucha, resistencia y desobediencia realizadas de manera sistemática con objetivos ético-políticos y con una dimensión espiritual” que daría la Independencia a la India y posteriormente influiría a Martin Luther King.

También destaca en este periodo “Resurrección”, texto donde critica lo absurdo y dogmático que pueden llegar a ser las instituciones y las leyes. El gobierno, el sistema penitenciario y sobre todo la jerarquía eclesial es criticada por su hipocresía, hecho que le valió la excomunión. A pesar de eso, hoy el museo de Tolstoi en Yasnaia Poliana como menciona Peter T. White para la National Geographic, conserva en su escritorio un pisapapeles de cristal verde de parte de los trabajadores de una fábrica de vidrio en Bryansk, gravado con un mensaje: “Deja que los Fariseos y a los Santos Padres te Excomulguen; El pueblo Ruso siempre te querrá”.

Entre otros escritos de esta época de enorme valor se pueden encontrar cuentos, diarios y sobre todo sus cartas a distintos personajes. Una de las más notables es aquella que escribe el 16 de enero de 1902 al zar Nicolás II. En un tiempo en que ya se empezaban a sentir las convulsiones que luego se desatarían en 1917, un extracto de aquella nos retrata parte del malestar imperante:

“Querido hermano: Este calificativo me parece el más conveniente porque, en esta carta, me dirijo menos al emperador y al hombre que al hermano. Y, además, os escribo casi desde el otro mundo, encontrándome en espera de una muerte muy próxima…
…Por la violencia se puede oprimir al pueblo, pero no dirigirle. En nuestro tiempo el único medio de dirigir al pueblo de una manera efectiva consiste en colocarse a la cabeza del movimiento del pueblo que, buscando el bien, combate el mal, de los que huyen de las tinieblas buscando la luz y de darle los mejores medios para lograr lo que anhela. Y para hallarse en condiciones de hacerlo, ante todo hay que dar al pueblo facilidades para que exprese sus deseos y sus necesidades, y, una vez oídos, satisfacer lo que corresponda, no a las necesidades de una clase, sino a las de la mayoría del pueblo, a las de la masa del pueblo trabajador…”

Tolstoi se convirtió así en un personaje público con una serie de seguidores aplicando sus ideas filosóficas. Los últimos años de su vida estuvo rodeado de ellos, muchos de los cuales como buenos seguidores, se volvieron vehementes dogmáticos. Frecuentes en la casa de Yasnaia Poliana no tardaron en enfrentarse con la devota esposa de Tolstoi, Sofia Behrs. La condesa, 16 años menor que el escritor, era una madre y esposa cariñosa, pero de carácter, con una marcada tendencia como diría Francois Porché a regentar.

Frente al cambio espiritual que debe haber significado el rechazo del mundo por parte de Tolstoi, esta madre se vio afectada por el nuevo comportamiento de su esposo. Sofía intentó asegurar el bienestar económico de la familia, luchando para que el escritor no levantara sus derechos de autor a favor de la humanidad. Se generaron incontables disputas con los tolstoianos, a quienes creía probablemente unos usurpadores sagaces que además de robarle, lo meterían en problemas con la policía secreta. Le llama los oscuros.   

Los conflictos personales entre el escritor y su esposa no se hicieron esperar. Esta trama de problemas llevará a Tolstoi a abandonar su hogar y morir días después de pulmonía en la estación de trenes de Astapovo, ciudad que hoy lleva su nombre, en noviembre de 1910. Esos difíciles momentos están hoy recreados en la película de Michael Hoffman “La últimaestación”(2010) con las notables actuaciones de Helen Mirrer y Christopher Plumber.


En su lecho de muerte, el autor de “Guerra y Paz” conminó a los que lo rodeaban “Hay sobre la tierra millones de hombres que sufren: ¿por qué estáis al cuidado de mí solo?”. De esta forma se apagó una vida que en varias ocasiones fue contradictoria, pero que se situó finalmente en la orilla de los corazones bondadosos, sobrepasando su propia leyenda literaria.

La noticia se esparció por el mundo. Acudieron innumerables personas a los funerales con llantos y gritos como se acostumbra en su patria. Pero todo aquel ruido, terminó en su entierro. Ahí yacen hasta hoy sus restos, cerca de su hacienda de Yasnaia Poliana, a 12 kilómetros de Tula, en un lugar retirado y solitario en medio de la naturaleza. El camino lleva hasta un montículo sobresaliente de hierbas, en medio de árboles que ofrecen su sombra y anidan un sinnúmero de pájaros que libremente trinan al descanso del que yace y el que visita. No existen señales, epitafios, ni cruces. Tolstoi se ha convertido en bosque.


Por ello León Tolstoi tuvo razón, la crisis de la muerte no apaga la vida que continua en la profundidad de aquella diáfana espesura, y tal como en su novela, aquella vida muchas veces convulsa, como una guerra, terminó finalmente en paz y en el origen de su leyenda.

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Para saber más.
Tolstoi León; “La Guerra y Paz”. Se recomienda en Chile especialmente la Edición Andrés Bello, 2001.
Tolstoi León; “El Reino de Dios está en Vosotros”. Kairós, 2010.
Porché Francois; “León Tolstoi. Retrato sicológico”. Losada, 2004.
Wiesenthal, Mauricio; “El Viejo León Tolstoi Un Retrato Literario”. Edhasa, 2010
Parini, Jay; “La Última Estación en la Vida De León Tolstoi”. RBA Libros 2008




jueves, 19 de abril de 2012

La Era Axial: Sabiduría antigua para la crisis de hoy


En revista Somos N° 20 Abril 2012.
La llamada Era Axial fue un período decisivo y extraordinario en la historia de la civilización humana. Esta puede responder a nuestras actuales necesidades de una forma sencilla pero a la vez profunda, una transformación espiritual que tiene como eje central la compasión universal.

Por Javier Muñoz Salas

Claramente estamos viviendo un tiempo de crisis, un proceso de transformaciones profundas en las estructuras sociales establecidas. La amenaza del cambio climático, las señales de colapso en la economía de consumo, la desconfianza y el malestar hacia las instituciones políticas son algunas de sus expresiones. A partir de estas agitaciones se han generado diversas teorías que pretenden dar explicaciones a través de visiones apocalípticas que hablan de la proximidad del fin de mundo. Estas perspectivas no comprenden que los cambios son propios de la realidad histórica. Así, toda sociedad ha vivido tiempos de crisis y cada una las ha entendido como la peor de ellas.



En la situación actual, las religiones oficiales, que se ven a sí mismas como el sustento moral de las sociedades, hablan de una crisis de valores y, a su vez, han sido cuestionadas tanto en la legitimidad de sus dogmas como en sus prácticas. No son pocos los que las han y las seguirán abandonando -situación que tampoco es propia sólo de nuestra época-. Con ello, nuevas espiritualidades se han abierto paso con movimientos de toda índole.
Lamentablemente, muchas de estas expresiones religiosas proponen un cuerpo ideológico, mítico y ritual ridículo. Sectas platillistas, grupos cazadores de conspiraciones, tendencias metafísicas con escaso sustento, entre otros, no hacen honor alguno a la inteligencia humana. A menudo, ni siquiera representan un cambio en la forma de vida de las sociedades, como autoproclaman, sino que continúan -con sus libros, charlas, terapias y mercadeo- retroalimentando el consumo y el capitalismo más brutal. Como bien plantean Joseph Heath y Andrew Potter en su ensayo “Rebelarse vende” la contracultura no representaría amenaza alguna para el sistema, sino un negocio más.

Otros consiguen sus respuestas en las conspiraciones para salir de la crisis buscando en la historia. En ella, sin embargo, ponen el acento en las catástrofes y las teorías apocalípticas, alimentando las paranoias y todo tipo de angustias mentales persecutorias.
Creo absolutamente en el precepto que hoy tiene tanto eco, la unidad del todo, pero también creo que hay que limpiarla de toda metafísica innecesaria y absurda, de gurús que manejan Rolls-Royces e instalan resorts llamando a una vida sencilla; de grupos que esperan que bajen los extraterrestres para que la humanidad mejore; de personajes que se autodefinen místicos y cuyos complicados discursos cautivan a los crédulos y llevan la física cuántica a terrenos donde no es necesario llevarla; de sujetos que viajan por el mundo lucrando con técnicas terapéuticas mezclando ritos chamánicos, teatro y psicoanálisis en un resultado cómico. Todos ellos son un impedimento para la verdadera espiritualidad.

Ante este panorama, me surgen dos preguntas: ¿Estamos realmente ante una crisis social irremediable, como plantean los conspiracionistas? y ¿Es posible aferrarse a una espiritualidad que, ante este contexto, realmente dignifique la vida humana?

La era axial y nosotros

Existe una espiritualidad que creo da respuesta a esas preguntas, estudiada, interpretada y sintetizada a partir de una reflexión del filósofo alemán Karl Jaspers. En su libro “Origen y meta de la Historia” (1951) él intenta buscar un sentido a la historia universal, encontrando un punto de inflexión en el desarrollo de la civilización. Observó que entre los siglos VIII y III a. C. se desarrolló en distintas partes del mundo un movimiento que podía marcar una línea divisoria clara y universal en el desarrollo de la humanidad. Le llamó el tiempo eje o la Era Axial, pues fue entonces cuando nacieron las grandes tradiciones religiosas que llegan hasta el día de hoy. Para Jaspers fue el momento decisivo en el progreso espiritual de la humanidad. Lo curioso era que en distintas partes y sin contactos entre sí, pueblos y seres humanos llegaron a conclusiones semejantes.

Esta idea ha sido retomada en el último tiempo por la notable historiadora de las religiones Karen Armstrong, quien, en su libro “La Gran Transformación” (Paidós 2007) explora el origen y el alcance de estas expresiones.

Lo interesante es que el fenómeno de la era axial puede responder a nuestra situación actual sintetizada en las dos preguntas efectuadas más arriba. Hoy tenemos la creencia que el escenario mundial es tan crítico que solo puede esperarse el colapso generalizado -de ahí que muchos recurran a las profecías mayas- y ante tal desolación no habría propuestas serias de solución a los problemas.

Al revisar la historia con sensatez, nos damos cuenta que los seres humanos siempre han creído vivir en un momento crítico y que otros efectivamente los han vivido. El cómo han reaccionado las sociedades a las que les ha tocado vivir dicho desafío es lo que ha marcado la diferencia. Los mismos mayas fracasaron ante sus retos, como plantea Jared Diamond en su libro “Colapso” (2005). El daño ambiental que produjeron en parte de la península de Yucatán y el rechazo a cambiar frente al colapso social terminaron derrumbándolos.

Al igual que hoy, a principios del siglo VIII a. C., cuando se inició la era axial, el malestar se estaba extendiendo por el mundo, principalmente en Asia y parte de Europa. Era una época de extrema violencia y gran agitación política, social y económica. Había guerras, deportaciones, matanzas y destrucción de ciudades. En la religión, los sacrificios sangrientos eran el símbolo que organizaba la ritualidad trascendental. La vida guerrera era una actividad santificada por las religiones. Era como si el mundo avanzara hacia el cataclismo total.



Frente a esto en diferentes regiones, como Persia, Israel, Grecia, China e India, aparecieron numerosos sabios que empezaron a buscar nuevas soluciones. A partir de ciertas personalidades críticas al sistema, se gestó un extraordinario florecimiento de espiritualidades tan unidas en sus horizontes como desconectadas entre sí.
Con intervalos de tiempo pero casi contemporáneos, surgió en China la época en que Lao-Tsé enseñó su enfoque basado en la naturaleza, y el Tao y Confucio hablaba del buen gobierno. En Grecia, Sócrates rechazaba las especulaciones y creaba la Mayéutica, para hacer surgir dentro de los seres humanos una verdad más profunda. En Israel, Jeremías llamaba a liberar a los esclavos como muestra de la verdadera alianza con su dios. En India, el príncipe Sidharta Gautama abandonaba su palacio y llegaba a las Cuatro Nobles Verdades convirtiéndose en un Buda, y Mahavira rechazaba el sistema de castas, la autoridad de los textos vedas y los sacrificios rituales poniendo como centro de su doctrina la no violencia; nacía el jainismo. Estos son solo algunos representantes de este vasto periodo.

El espíritu de la era axial

Tal fenómeno no puede dejar de sorprender: regiones tan distantes y desconectadas entre sí llegaban a las mismas conclusiones por caminos distintos. En palabras de Armstrong, lo que importaba a las espiritualidades axiales no era lo que uno creía, sino cómo se comportaba. Es decir, si la gente se comportaba con amabilidad y generosidad con sus compañeros, podían salvar el mundo. La autora recalca que el hecho de que todas estas espiritualidades dieran soluciones tan profundamente similares por caminos tan distintos sugiere que en realidad habrían descubierto algo importante sobre la forma de funcionar de los seres humanos.

Todos los movimientos axiales compartían algunos elementos fundamentales y sugerían ciertos consejos, que pueden ser sintetizados en dos, como principios rectores a la acción humana:

Primero, debe existir la autocrítica. La piedad exige que la gente acepte la responsabilidad de sus propias acciones; la reforma debe empezar por casa. Aunque las espiritualidades axiales también tenían sus defectos, como su indiferencia hacia las mujeres (cosa habitual en aquella época), la simpatía no puede limitarse a los de nuestro propio grupo. La empatía, según Armstrong, la Regla de Oro “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” es la expresión misma de la bondad.

Estos programas no están diseñados para ofrecer estridentes explicaciones del mundo, sino destinados a erradicar el egoísmo. Ir más allá de los límites de sí mismo produce una satisfacción más honda que la simple complacencia propia. De ahí que muchas de estas visiones, salvo la teología de Israel, tengan como ideal la a-himsa, la no violencia. La paz interior llega en el sentir que Todo es Uno (ver recuadro con palabras de Lao Tsé).



El segundo consejo es seguir el ejemplo de los sabios axiales y llevar a cabo actos prácticos y efectivos, pues si la persona se concentra en trascender y se vuelve dogmática, puede desarrollar una tendencia inquisitorial que, según la terminología budista, sería “poco hábil”. Ningún pensador axial puso énfasis en la excesiva reflexión metafísica, algunos incluso contemplaban este tipo de especulaciones como algo torpe. La acción ética venía primero -acción compasiva, no ortodoxia-, en una vida sencilla.

La con-pasión hoy

En 2008, Armstrong ganó el Premio TED y pidió que se le ayudara a articular la “Carta por la Compasión”, un documento en torno al cual las religiones pueden trabajar juntas por la paz. Hoy la Carta recoge muchos de los elementos de la era axial y está disponible en: http://es.charterforcompassion.org/

Armstrong cree, finalmente, que los dramas, las catástrofes y la desesperación del mundo en que vivieron los sabios axiales fueron enfrentados de manera creativa. Ciertamente, con el tiempo, la espiritualidad axial se transformó, pero la enseñanza final que nos dejó es que siempre hay solución a los desafíos históricos, y que la revolución verdadera debe partir por un cambio práctico de respeto hacia los otros.

Soy un convencido, aunque parece obvio, que no será posible un cambio sustancial en el mundo y hacia una mejor calidad de vida si no cambiamos nosotros mismos. El comunismo, el capitalismo, el Islam, el cristianismo, el anarquismo, cualquier doctrina económica, política o religiosa no encuentra su verdadera realización si los sujetos no comprenden que lo que está en juego finalmente es vivir con un respeto profundo por la vida, es decir por todos los seres. Da lo mismo cualquier sistema, si no hay un principio fundamental al interior de cada uno de nosotros que lleve nuestra voluntad, sin tensión, en comunión con el todo. La palabra compasión viene de cumpassio, con-pasión, tal como el vocablo griego sympathia literalmente es "sufrir juntos", sentir, ser-juntos.

Para alcanzar la paz interior y exterior no son necesarias grandes explicaciones metafísicas ni vestir, comer u orar de determinada forma; no se requiere consumir libros y terapias de autoayuda sin más; no importa matricularse con alguna tendencia teórica; no es necesario que la solución venga desde fuera. Actuar, más que pensar o decir. La realización solo será completa cuando nuestra voluntad esté en comunión con la voluntad de la Vida. Cuando realmente respetemos a los otros. Nuestro ser estará completo cuando, independiente de las diferencias de los demás, comprendamos que somos Uno en el Espíritu de la Vida. 

Todos los días pueden ser el último... y el primero.

(recuadro 1:)
La suma bondad es como el agua.
El agua favorece a todas las cosas, pues no busca el poder.
Permanece en los lugares que otros desdeñan.
Por eso se asemeja a Tao.
En el vivir, halla el placer de la vida;
En el sentir, encuentra el sentimiento;
En la amistad, armoniza con todos;
En las palabras, es verdadero;
En el gobierno, es justo;
En el trabajo, conforme;
En la acción, oportuno;
Así al no haber lucha, no existe el daño.
Lao Tsé (Tao Te Ching, VIII)

(recuadro 2:)
¡Que todos los seres sean felices!
Débiles o fuertes, de condición alta, media o baja,
Pequeños o grandes, visibles o invisibles, cercanos o lejanos,
Vivos o todavía por nacer... ¡que todos sean perfectamente felices!
Que nadie mienta a nadie ni desprecie a ningún ser en ninguna parte.
¡Que nadie desee daño a ninguna criatura, por ira o por odio!
¡Amemos a todas las criaturas como una madre a su único hijo!
¡Que nuestros pensamientos afectuosos llenen el mundo entero, por encima, por debajo, a través...
Sin límites; una buena voluntad sin límites hacia el mundo entero, sin restricciones, libre de odio y enemistad.
Del Sutta- Nipata, poesía budista.
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Joseph Merrick

"Si yo pudiese alcanzar de polo a polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente".

Yalala ad-Din Muhammad Rumi

¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozoo a mí mismo.No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán.No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar.No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios.No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego.No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad.No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia.No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán.No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno.No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni de Rizwán.Mi lugar es el sinlugar, mi señal es la sinseñal.No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado.He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno;Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo.Estoy embriagado con la copa del Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida;no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana.

Immanuel Kant

A lo largo de mi vida, dos cosas han llenado el alma con admiración y devoción siempre nueva y creciente mientras más a menudo la reflexión se ocupa con ellas: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que está en mí.


Yasutani Roshi

La ilusión fundamental de la humanidad es suponer que yo estoy aquí y tú estás allí.