A los dias del caos, en Chile se realizó una campaña llamada Chile ayuda a Chile que fue el simbolo de un proceso que encontró su cima en la hipocresia y la ilusión de cientos de personas en torno a la solidaridad. En la campaña ciertamente se reunieron fondos para las familias más afectadas, y artículos de primera necesidad para contribuir al abastecimiento y posterior rearme de los sectores damnificados, lo que por de pronto es prioritario. Como era de esperar, esta Teletón mezcló los conocidos rostros de farándula, estrellas de la música y el deporte, bailes y canciones, de vez en vez, con casos de un drama tal, que llegaba y calaba hondo en lo profundo de los ciudadanos: nada mejor pensado, articulado y empaquetado, para que el hombre y la mujer común y corriente, al dia siguiente de la campaña se hincharan de orgullo patriotico por haber doblado la meta, una fórmula mediática conocida (sentirse bien en medio de la miseria). Aquí no estoy diciendo que no se deban reunir fondos para las personas más afligidas, pero muy distinto es, a partir de este evento magnificar la solidaridad de un pueblo entero y como no, de un sistema.
La palabra solidaridad, tan en boca de los agentes articuladores del sistema en que vivimos insertos, posee una raíz etimólogica atribuida a sólido, compácto a la lógica de un todo que comparte un destino en común. El problema de la actitud solidaria en nuestro stablishment, es justamente que el sentimiento de adhesión es circunstancial a la causa o a la empresa de otros, es decir depende del contexto, es esporádica. Encuentra lugar en terremotos, catástrofes y atentados, es decir cuando todos se ven afectados, pero el dolor y el sufrimiento miles lo padecen ante nuestros ojos dia a dia.
Además en Chile se suele apreciar la solidaridad bajo dos acepciones, primero una actitud de caridad hacia el más necesitado, y por ende un acto en escencia vertical, no asumiendo, en la mayoría de los casos una ayuda y asistencia fraterna, sino más bien paternalista. Y segundo, una solidaridad cargada de elementos de religiosidad, que en el sentido, menos discutido, pero simbólico, posee una carga de miseria y soledad. El santo católico Alberto Hurtado, paradigma de la solidaridad, decía permanentemente que en los pobres veia el rostro de Dios, de Cristo. Claramente su empresa hacia los pobres es buena, pero no es digno justificar la solidaridad en esos términos: en el rosotro del otro, está simplemente el otro y más bien tu mismo. Si vez, en el rostro del otro a Dios, tu bien es un bien interesado en el reino de los cielos, en la salvación. El bien verdadero es aquel que se realiza, incluso creyendo que en el rostro del otro hay un ser humano que se extinguirá completamente, pero merece aqui la felicidad. Esta solidaridad incompleta por lo tanto no puede estar agena a la figura de un dios, pues legitima su bien, de ahi la penosa soledad del ser humano que queda de manifiesto.
Para describir una actitud digna de propagar, hablaría más bien de vinculación, de una actitud permanentemente fraterna, amorosa, que no necesite grandes calamidades para descubrir, que en realidad somos uno y debemos ayudarnos. Vinculación que no necesite dioses para acercarse a otros, sino simplemente el ser por el ser. De ahi que es más noble arrodillarse ante el más humilde de los humildes que ante un dios. La vinculación es un otro igual a mi, lo que claramente no vivió Chile en el proceso del terremoto los dias anteriores, esto escapando más allá a las consideraciones semánticas, transformandose más bien en una actitud de vida.
Tras el evento del dia 27, quedó en evidencia la ilusión de la solidaridad, la Gran Madre dejó en claro el carácter de nuestra sociedad, en la medida que fueron descubiertas una serie de dinámicas que, aunque condenadas son mas bien códigos típicos de la cultura individualista posmoderna. Las personas hablaron de catástrofe humanitaria, del capricho de la naturaleza, etc. Es decir los seres humanos al considerarse el centro de la existencia, y por ende ser por sobre la naturaleza (creencia además apoyada en la noción de dios) cualquier circunstancia que altere su devenir o normalidad, es el mal, nada más erróneo. La Tierra, como parte integrante de la Vida, busca un equilibrio permanente, máximizando lo más posible los estados homeostáticos, de ahi su permanente movimiento. La naturaleza de nuestro planeta debe ser reconocida para que el ser humano logre adaptarse lo mejor porsible a dichos procesos, simplemente uniendose. Nosotros somos parte integrante de aquella estructura, bendecidos con la conciencia, pero no partes impresindibles del sistema. Los seres humanos, probados a lo que debería haber sacado lo mejor de nosotros, nos mostramos en cambio egoistas, violentos, impulsivos, todo porque creemos que somos el centro del exisitir y por ello "soy más importante y debo sobrevivir a culaquier costo".
Asumir la posición contraria, es decir que nos somos el centro, sino facilitadores de la Gran Madre permite comprender los misterios de lo que aparece a primera vista como catastrófico, genera un comprensión, una pérdida del miedo a nuevos eventos y una verdadera vinculación con quienes se vieron más afectados. Chile tuvo la ilusión de ser un pais solidario, ya que el paradigma por el cual nos situamos está vacío y no responde a las interrogantes más fudamentales, que en estos contextos se nos dan a la plena conciencia.
Ya en la mañana, cuando la luna llena se empazaba a ocultar y dejaba el amanecer en la total penumbra, se hizo presente un frio desolador, inolvidable, que se vio acentuado por lo que el dia dejaba a la luz, actitudes penosas, miserables de innumerables personas que solo se vieron en el centro del fenómeno y acturon en consecuencia: personas que a pesar de ir solas en automovil no llevaban a otros hasta donde fuera para proseguir el viaje hacia sus queridos; un gobierno y militares actuando improvisada y tontamente; la generación de saqueos masivos incluso de productos que no eran de primera necesidad más la quema de locales para no dejar huellas; el desarrollo de la violencia desatada y la paranoia de más asaltos, robos, pillajes; el rechazo de la ayuda internacional en primera instancia por parte del gobierno; la producción de contaminación medionabiental por tóxicos derramados a las aguas; inmobiliarias que tratando de aumentar sus ganacias construyeron hogares haciendo añicos los sueños de sientos de familias; el lamento y la culpabilidad hecha al comportamiento de la naturaleza; la donación de basura como cepillos de dientes usados, ropa en mal estado, basura de fondo que debía ir en ayuda; histeria coléctiva; la búsqueda de ganancias como cobros excesivos por el pan o por transportar gente a zonas dañadas; especulación, etc.
Chile se enfrentó a si mismo en esta catástrofe y volvió a repetir su historia, tras el caos nuevamente cae en la teletón, en el bingo, en la lotería, la rifa solidaria, en la improvisación, en la donación, en la caridad de la farándula para solucionar sus problemas. El dia en que Chile se vincule será a través de reformas estructurales, ahi verdaderamente solidizará. Menos armas, más hospitales; menos desigualdad, más caminos. Menos banderas hizadas, más conciencias abiertas.
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